Para el Verkami del Diccionario de Fantasía una de las recompensas era un pin de José Esmaug, el dragón alérgico.
A la hora de diseñar un pin de esmalte duro como este tienes que pensar en las restricciones que conlleva, no es como el papel que te lo aguanta (casi) todo. Hay gente mucho más experta que yo por ahí suelta, pero algunas cosas que tuve en cuenta fueron:
- Número de colores (a más colores, más precio)
- Grosor de las líneas (todos los elementos de distintos colores tienen que separarse bien entre sí para que no se mezcle el esmalte)
- Nada de sombras o degradados, se tiene que entender bien con colores planos
Eso quiere decir que una vez que supe qué quería el proceso fue un poco ‘dibuja un círculo, dibuja el búho’, en el sentido de que del primer boceto al segundo hay mucha diferencia, pero del segundo al resultado final apenas hay cambios.