El pasado fin de semana di un taller de narrativa en la Academia Red Panda, y una de las cosas que más sorprendió a los alumnos fue cuando expliqué que la narrativa de un cómic se compone teniendo en cuenta la página completa.
De hecho, idealmente habría que hacerla a cómic completo, y sé de autores que siempre componen las páginas de dos en dos, para ver cómo quedan juntas (imitando el cómic abierto). Pero vamos, lo mínimo-mínimo es la página completa.
Esto puede resultar poco intuitivo porque normalmente explicamos las herramientas de la narrativa viñeta a viñeta. Esto es un plano general, esto es un primer plano, esto un picado… Pero hay una buena razón.
Vamos un pasito para atrás: la narrativa de cómic (o ‘componer una página’) viene a ser, explicado mal y pronto, coger un guion y convertirlo en viñetas dibujaditas que se puedan leer. Eso es un proceso un poco invisibilizado que se hace a medias entre guion y dibujo.
Si no estamos familiarizados con la 3menda movida que es hacer cómics podemos pensar que la narrativa es cosa del guionista, pero no. Dibujar no es sólo ejecutar. Aunque es habitual que el guion esté dividido en viñetas y hasta que sugiera planos o ángulos de cámara para cada viñeta, el dibujante tiene que decidir dónde van los personajes, desde qué ángulo, qué punto de vista, qué tamaño tiene cada viñeta… y eso sin entrar en otras estrategias más avanzadas, como superponer viñetas o cambiarles la forma. Todas esas decisiones afectan a la narrativa.
Dicho de otra manera: diez dibujantes distintos con el mismo guion nunca te harán la misma página.
Por ejemplo, a la izquierda el guion de una página de la tetería y a la derecha la página. ¿Veis que la página refleja lo que pide el guion, pero también añade muchas cosas que no están escritas?
Lo de que la primera viñeta se estire para envolver al resto, lo de que Margarita encaje perfectamente con la línea de edificios, dividir la tercera viñeta en miniescenas… todo eso son decisiones narrativas.
Vale, en este cómic yo soy mi propia guionista, pero cuando trabajo con guion ajeno la cosa es similar: el guion dice tal personaje entra y dice esto, y es trabajo del dibujo elegir las estrategias narrativas para darle a esa escena la importancia y el ritmo adecuados. O sea, el dibujo añade cosas que no estaban ahí antes.
Una vez aclarado eso, sigo con lo de la página completa.
Normalmente la narrativa se decide con una cosa que llamamos miniaturas (en versión avanzada, nemu o texteto). Te sientas y haces un esquema de las viñetas y qué va en cada una. Nada detallado, que el boceto viene luego. A la izquierda, la miniatura, y a la derecha la página en la que se convierte:
Y estas miniaturas siempre se hacen página a página, no viñeta a viñeta, porque el lector va a ver la página de golpe.
El ojo del lector no recorre la página en renglones, como quien lee un libro, sino que va de un elemento a otro (bocadillo, personaje, bocadillo, viñeta, etc). O sea, que la página no se lee como en el esquema de la izquierda, sino más parecido al de la derecha.
La forma de conseguir que la narrativa sea clara -es decir, que el ojo del lector pase por los distintos elementos en el orden que, como autores, nos interesa- es pensar en la página entera y cómo cada viñeta afectará a la lectura de las siguientes. Por eso los dibujantes componemos a página completa, aunque los guiones se expliquen viñeta a viñeta.
Si os interesa el tema de cómo las viñetas se relacionan entre sí, un análisis bastante profundo pero ameno de leer está en la obra de Scott McCloud Entender el cómic. Si ya conocéis la base teórica y preferís ejemplos prácticos, en el proyecto Comic Devices Library (en inglés) recopilan algunas interacciones y herramientas curiosas.