Continuando con lo de que dibujar un cómic viene a ser dibujar siempre lo mismo (en plan bien, pero también en plan costarle a una salud mental), ¿qué pasa si con imágenes de referencia no es suficiente para tenerlo todo cubierto?
Tirar de mapas
Ya comenté que las referencias son una cosa extremadamente útil, pero al mismo tiempo una no puede ponerse a dibujar todo desde todos los ángulos porque tardaría más en hacer eso que en hacer el cómic.
Una solución es hacer esquemas que pueda tener listos en medio minuto y usar a modo de base para luego dibujar encima. Por ejemplo, en una escena del cómic-juego que estoy haciendo para Grafito hay un suelo lleno de elementos. Lo dibujé una vez, tal que así:
Luego le eché una foto, lo puse en color rosa para que destacara y con la herramienta de transformar lo fui adaptando viñeta a viñeta para dibujar encima. Así no tengo que estar pensando ‘pero espera, ¿esta trampilla es paralela o perpendicular?’ tres veces por página.
(En algunas viñetas ponía el esquema y luego lo usaba más como una inspiración que como una guía porque dentro de mí hay dos lobos y al menos uno es tonto)
Herramientas 3D
El siguiente paso es usar modelos 3D, por ejemplo en interiores para asegurarme de que todo tiene una coherencia mientras los personajes se mueven por la habitación.
¿Esa papelera estaba ahí antes? ¿Era más alta o más baja que el asiento de la silla?
La biblioteca de materiales de Clip Studio está llena de cosas ya modeladas, y hay mucha gente que las usa muy bien, pero yo prefiero un enfoque más personalizado: el Sims. Aunque vale cualquier jueguito de decoración, ojo. Lo uso para modelar una estancia y luego posicionar la cámara donde lo necesito. Luego hago captura y uso eso como base. Por ejemplo, este es el modelo 3D donde está sucediendo la escena de la clase de Curso de Cocina para Exdioses:
Fuera de cámara: mi Sim intentando que le haga una unidad de caso, o que le mire al menos, sin éxito. Se llama Sóloquiero Escenarios.
Y como red de seguridad…
Un último truco (idea de Deliciest). Cada vez que acabo un capítulo – por ejemplo, un capítulo entero de La taza medio llena, o el primer capítulo de Curso de cocina para exdioses, algo que podamos considerar ‘cerrado’- lo monto en PDF y lo meto en esta herramienta que lo convierte en un minizine. Luego lo imprimo, lo doblo y lo tengo a mano, a modo de libro de referencia rápida por si necesito revisarlo cuando esté trabajando en otros capítulos más adelante.
Así no tengo que sobrecargar mis tableros de referencias con cosas que no son relevantes ahora mismo, pero las tengo a mano por si pudieran serlo en algún momento.
Y si toooodo esto falla, siempre nos quedará corregirlo en pospro.
¡Espero que esta recopilación de ideas pro-raccord os haya gustado! Si es así, os podéis apuntar a la newsletter y os voy enseñando dibujos y contando cosas de quince en quince días.