La aventura de las acuarelas (parte I)

Foto de una mesa con material de dibujo (botes de anilina, un vaso de agua y un té)

El martes estrené un nuevo cómic, llamado Curso de cocina para ex dioses. Se puede leer en Fanternet, el portal de cómics de Fandogamia, y se irá actualizando semana a semana.

Y está hecho con acuarelas. Dejadme que os cuente, porque ha sido un viaje lleno de ensayo y error (sobre todo, error).

Vamos un poco para atrás: hace un par de años la gente de Fandogamia se interesó por el proyecto -va de hummus y perrines y gente con poderes-. Su único requisito fue que lo querían con toques de color, para que encajara en la línea editorial. Yo acababa de leerme Ocean, de Lucie Bryon, y me faltó tiempo para decir que sí.

Así que lo primero que hice fue agarrar una página de La Taza Medio Llena que ya tenía entintada (Margarita es una excelente cobaya) e intentar ponerle bitono en digital.

Viñeta de Margarita, de La Taza Medio Llena, con toques de rosa

Digamos que quedé… poco convencida. Le faltaba textura, le faltaba gracia, le faltaba todo. El caso es que en el cómic de la tetería uso pinceles con textura de acuarela para dar sombra, así que me dije…

¿Y si hago el bitono con acuarela?

Por probar, busqué los tres botes de acuarela líquida que usaba para abocetar, dibujé unas viñetas, las imprimí en el papel que tenía a mano y probé a combinarlo todo:

Foto de una página de cómic con detalles en color verde y negro

Aquí fue donde me convencí de que sí, los toques de color tenían que ser con acuarela. Además, una ventaja de las acuarelas líquidas -no son exactamente acuarelas, son anilinas- es que es fácil conseguir siempre el mismo color.

¡O sea, que debería poder acuarelar un cómic de cien páginas! No veo cómo esto puede darme ningún problema.

…el caso es que al escanearlo, la acuarela perdía un poco de brillo y el negro de rotulador cantaba como una almeja frente a la tinta de impresora.

Bueno, el papel no es blanco, es como beige claro, igual al hacer pruebas con blanco no pasa.

Así que salí a comprar un par de blocs de papel blanco y algunos colores más, para poder confirmar mi teoría…

Viñeta de Margarita, de La Taza Medio Llena, impresa y con detalles en acuarela rojo intenso

…y descubrí, horrorizada, que no funcionaba. Al escanear la acuarela el negro quedaba algo gris. Y ojo que me miré un montón de tutoriales muy completos y conseguí afinarlo bastante, pero o el negro era gris o el blanco quedaba amarillento… y si no las acuarelas desaparecían.

Esto pasaba tanto si usaba colores intensos como si usaba colores con menos contraste:

Viñeta de Margarita, de La Taza Medio Llena, dos veces: una con toques de rosa muy suave y otra con toques de rosa intenso

Por no mencionar que si intentaba imprimir grandes masas de negro mi pobre impresora empezaba a poner líneas blancas finitas, y claro, eso habría que arreglarlo luego

Viñeta de Margarita, de La Taza Medio Llena, con toques de rosa. El fondo es negro y tiene marcas de impresión horizontales

Llegados a este punto, una es pragmática por encima de todo.

Si el problema es que el negro de la tinta me ‘quema’ todo el resto del escaneo, pues escaneo sin la tinta y ya, ¿eh? ¿Eh? ¿Qué podría salir mal?

Pues dicho y hecho: puse la tinta de la página en azul clarito en vez de negro y la imprimí con la idea de dar las acuarelas sin la tinta, escanear el resultado y superponer la tinta en una capa aparte.

Así tendré lo bueno de las acuarelas sin preocuparme de que la tinta pierda brillo. ¡Plan sin fisuras!

Viñeta de Margarita, de La Taza Medio Llena, con toques de azul. Hay varias versiones de la viñeta: sin tinta, con tinta y detalles

Pictured: una fisura. Descubrí con alegría que la acuarela quedaba chachi y al combinarla con la tinta se veía bien… a cachos.

Al imprimir y escanear, quieras que no, se cambia el tamaño de las cosas un poquitín. Nada grave, pero esa diferencia significa que podía encajar perfectamente las acuarelas a una viñeta, pero otras viñetas tendrían huequitos blancos o marcas de la tinta azul impresa, creando un efecto línea doble un poco raro.

O sea, que esto tampoco funcionaba. Pero yo tenía tres blocs de dibujo, no sé cuántas anilinas y a la gente de Fandogamia esperando un cómic, así que había que buscar soluciones. A malas, escanear viñeta a viñeta, porque rendirme y hacerlo todo digital no era una opción, por supuesto.

¡La semana que viene os cuento la trepidante resolución! Espero que os haya gustado este repaso a todo el pretrabajo que hay antes de empezar a dibujar.  Si queréis leer más, tengo una newsletter donde hablo de ilustración, hacer cómics y otras movidas creativas. ¡Es gratis y hay regalitos por apuntarse!