Organizando el caos: el póster del Diccionario (II)

¡Seguimos! Habíamos dejado el póster con la línea hecha y los iconos preparados, y tocaba añadir los textos y darle carpetazo. O eso pensaba yo…

3. Una mano de pintura al corral

No quería darle color para que conservara el rollo antiguo. Además, el papel que hemos elegido para imprimirlo es color marfil, así que menos color significaba menos problemas ajustando cosas: opté por sepia y negro para dar contrastes. Le puse al fondo unas líneas finas sepia, y luego con un sepia más oscuro y negro di volumen a cada medallón.

Y aquí cometí un error que luego me supuso muchísimo trabajo extra. Pero no me di cuenta, así que vamos a seguir como si nada.

Tocaba representar las familias (las ‘zonas’ en el esquema de Morán del post anterior). Problema 1: no podía agrupar todas las criaturas de la misma zona en el mismo sitio, en algunos casos como criaturas grandes estaban en extremos opuestos de la ilustración. Por lo tanto decidí usar colores, lo que hizo aparecer el problema 2: no podía estar segura de que en papel beige se fueran a distinguir bien. Y aunque así fuera, la gente daltónica existe.

Así que me acordé de los juegos de mesa e hice una solución combinada de color y forma:

Añadiendo un pequeño emblema de familia donde tocaba. No se ve mucho pero si lo buscas, está:

4. Poner los textos y a mimir las gallinas

Los textos los pongo en un programa y el dibujo lo hago en otro. Cuando acabé el dibujo y abrí el programa de maquetación me di cuenta de que no se ajustaba bien la leyenda al tamaño del nombre de cada criatura.

Me dije: bueno, lo mejor será hacer como en los cómics: tratar la leyenda como un bocadillo, exportarla en capa aparte y cambiarle el tamaño según necesite.

Y ahora sí, el error: había puesto los contrastes teniendo en cuenta las leyendas. O sea que aunque las leyendas estaban en otra capa…

…por debajo el dibujo estaba así, con lo que cambiarlas de tamaño era un drama.

Tocó quitar todas las leyendas y pintar por debajo y, ya que estaba, hacer leyendas un poco más adaptadas al tipo de letra y más simplificadas, para que se ajustaran mejor.

De ahí a imprenta y ¡zas! ya los tengo en casa 🙂

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